De acuerdo con la OMS, las enfermedades no transmisibles, también conocidas como enfermedades crónicas, se definen como procesos patológicos de evolución prolongada que no se resuelven espontáneamente, tienen una etiología múltiple, su desarrollo es poco predecible, presentan múltiples factores de riesgo y, con algunas excepciones, su origen no es infeccioso, son el resultado de una combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y de comportamiento, rara vez alcanzan una curación completa y, además, generan una gran carga social desde el punto de vista económico, así como desde la perspectiva de la dependencia social y la discapacidad.
Se denominan no transmisibles ya que son enfermedades que no se transmiten de persona a persona, sino que se ven propiciadas por factores como hábitos de vida poco saludables, dieta no balanceada, tabaco, alcohol y falta de actividad física.
Entre las enfermedades crónicas más importantes están la hipertensión arterial sistémica, la diabetes, las hiperlipidemias, el sobrepeso y la obesidad, el cáncer y la enfermedad respiratoria crónica.
Éstas enfermedades representan un problema de salud pública tanto nacional e internacional ya que afecta a la mayoría de las naciones, con un gran impacto en las poblaciones de los países en desarrollo, por lo que todos debemos participar en su prevención y atención.
La atención farmacéutica es un proceso asistencial en el que el profesional farmacéutico asume una responsabilidad con el fin de asegurar que la farmacoterapia resulte efectiva para el paciente, mediante el seguimiento farmacoterapéutico éste profesional puede prevenir, detectar, informar y resolver problemas relacionados a la medicación, sobre todo en los tratamientos crónicos o a largo plazo. La comunicación con el profesional farmacéutico permite la educación sanitaria en la cual se proporciona al paciente información sobre hábitos saludables que ayuden la prevención de enfermedades y mejoren su calidad de vida.